La mañana
era el momento del día favorito de Svetlana.
En la
mañana era cuando se despertaba con el olor a café recién echo inundando el
departamento. Lo primero que veía al entrar a la cocina era la sonrisa de la
pelirroja, acompañado de un "buen día, ¿dormiste bien?". Entonces
desayunaban juntas, entre charlas y sonrisas, con una caricia de manos por ahí
y unos roces de piernas por allá.
Dependiendo
del día harían una cosa u otra.
El
domingo saldrían a pasear por el parque del barrio. Comprarían un helado y se
sentarían en una banca, a veces en silencio y otras hablando. Mirarían a los
chicos jugar o escucharían la canción de aquel músico que tocaba a cambio de
una limosna.
Los lunes
se levantarían más tarde. Convencer a la pelirroja de quedarse en cama era un
desafío, no le gustaba quedarse sin hacer nada. Pero nada era lo que menos
hacían.
Los
martes cada una iría a por su lado, haciendo sus propias cosas pero siempre
acompañadas. Compartiendo miradas para asegurarse que la otra seguía allí, y
una sonrisa después de confirmarlo.
Los
miércoles se sentarían en el sofá, verían una de esas películas clichés que
tanto le gustaban a la de ojos verdes y compartirían uno que otro beso al
final.
Los
jueves era tiempo de ejercitarse. Normalmente también era tiempo de quejas,
pues la menor no era una fan del ejercicio. Pero tras una larga ducha y un
pequeño masaje, todo estaba solucionado.
Los
viernes eran una sorpresa. Nada estaba planeado. El pasado habían ido de
compras. El anterior a ese habían ido a desayunar fuera. El siguiente irían a
la playa.
Los
sábados venían acompañados de un dolor de cabeza si habían salido la noche
anterior. Generalmente, Svetlana se sentaría en la mesa con un café en
silencio, y su acompañante le ofrecería una pastilla para el dolor. Comerían en
sin decir nada y luego se dedicarían a acurrucarse juntas en el sillón.
La mañana
era el momento del día favorito de Svetlana. Porque por las mañanas era cuando
podía pasar en total compañía del amor de su vida, momentáneamente olvidándose
de los problemas que conllevaba la vida adulta. Ya se ocuparían de eso por la
tarde. Lo que único que importaba era que se tenían una a la otra. Y ella
esperaba que siguieran así por muchos años más.





